CONCURSO DE NARRATIVA Y ENSAYO DE JOSE MARÍA ARGUEDAS I FASE

Un cuento más del abuelo

PRIMER PUESTO

Llegaba a Ica Don Martín Donayre con su nieto Benjamín, podemos decir que Benjamín era de esos niños muy curiosos a los que les gusta preguntar; la frase que lo describía mejor era “ver para creer” siempre andaba con un celular en mano y no se despegaba de él. Don Martín era un hombre octogenario con las canas bien pintadas quien regresaba después de cuarenta años de haber paseado por el mundo; conocido ciudades con grandes carreteras; edificios y rascacielos; navegado el océano atlántico y llegado a Europa, por su labor de ingeniero era conocedor de muchos horizontes y en el transcurso de su último viaje le hacía referencia a su vástago que él provenía de una campiña iqueña en la que las dunas y los parrales pintaban un espectáculo distinto a  las ciudades coloreadas, con asfalto, edificios, avisos luminosos, smog ,bullicio electrónico.

-Benjamín, te mostraré una ciudad distinta y diferente a las que conoces.

-Abuelo, ¿Qué de distinto puede ser una ciudad que no tenga grandes avenidas, centros comerciales, lugares de esparcimiento con juegos electrónicos, computadoras ágiles…? creo que una ciudad sin todo eso será aburrido.

El abuelo siguió contando emocionado:- Le llamaron Villa de Valverde nacida de abolengo español pero de raíces incaicas con Pachacutec y su achirana del inca; su valle rico en árboles frutales, el pallar; el garbanzo; la chirimoya que aún permanecen imperecederos en las obras incaicas tanto en sus mantos como en sus huacos y por obra de la casualidad, o fue planificado en ese entonces, la entrada a Ica, y en camino a Huacachina. Por los años de 1888 ahí nació Abraham Valdelomar Pinto un gran escritor; Sérvulo Gutiérrez quien era un pintor conocido por sus obras pintorescas y a la vez era un poeta de los buenos. Por ahí pasaron las huestes libertadoras de San Martín y Arenales y aquí también se dio el primer grito de libertad pero, no todo fue equilibrio, la civilización y la llegada de los españoles trajeron consigo cosas buenas y cosas malas. Se formó un túnel natural formado por las ramas de los ficus monstruos vegetales inmensos de troncos gruesos y leñosos de hojas pequeñas y verdes como la esperanza más deseada, frondoso como la verdad que ocultaba el sol a través de sus hojas, sus ramas que se entrelazaban entre ellas y que a su vez servía de hábitat de diversos animales, como pájaros, chaucatos, petirrojos y palomas, formando toda una cadena alimenticia, desde los animales más pequeños hasta los más grandes.

-Pero abuelo, ese lugar es como el de los cuentos de hadas, solo lo he visto en películas de ficción, creo que lo que me cuentas solo es otra de tus invenciones.

El abuelo sonriendo le dijo:-Lo que te cuento es cierto solo escúchame y verás.

Y el abuelo siguió contando su historia mientras continuaban con el largo viaje:-En época de floración, y a diario mostraban un espectáculo fotográfico, una alfombra multicolor, formado con las flores que tenían desde el tono rosado hasta el rojo más vivo estas caían de dichos árboles que cubrían desde la vereda y todo el asfalto que por su hermosura, que por su espectáculo no constituía malestar ni agraviaba, más si traspasaba ideas de que era el paraíso, que no sólo servían de habitad natural, sino también de sombra para las personas sobre todo en el verano.

-¿Es real lo que me cuentas abuelo?, seguía dudoso el pequeño.

-¡Oye! Préstame atención, ya verás que lo que te cuento si es real, solo escúchame.

El abuelo siguió describiendo aún más emocionado aquel lugar:-Similar espectáculo servía la entrada al Balneario de Huacachina que de sus aguas profundas provenientes del suelo teniendo cualidades curativas llamada también el oasis de América, con sus dunas candentes, interminables y suaves; también aquellas aves que se posaban en sus enormes palmeras, tan grandes como gigantes. La relación que había entre el hombre y la naturaleza era recíproca, el hombre cuidaba; amaba la naturaleza, y esta le brindaba sombra e impresionaba con su belleza, las aves cantaban su canto dando esplendor en los días, los árboles que bailaban al son del viento y un cielo que daba serenidad al ver lo claro que era, y suave brisa que al soplar podías escuchar un sonido relajante y tranquilo.

-¡Waooo! Es increíble abuelo, por favor sígueme contando.  

-No solo en Ica también en todo el Perú,  habían montañas; cerros, que al mirarlos notabas su majestuosidad, gigantes como nadie, que ofrecían a la vista un espectáculo sin igual, con su atardecer sangrante, su puesta de sol fotográfica. El hombre y la naturaleza convivían como una gran familia.

-Abuelo, qué cosa te estas imaginando, todo es bueno y colorido y no hay nada malo en tu historia.

-Ya estamos cerca y tú mismo lo comprobarás- dijo muy seguro el abuelo.

Al llegar a la ciudad las palabras de Benjamín se hicieron realidad, y para sorpresa del abuelo la Ica que recordaba había cambiado radicalmente.

Habían transcurrido años y con el transcurso del tiempo designaron gobernantes para dirigir la ciudad, ni unos ni otros, se percataron que los árboles también envejecen, que así como para el hombre, plantas y animales, el tiempo no perdona, es implacable y ante estos muchos fueron talados o se caían solos, y ninguno fue reemplazado por otro igual, terminado con ellos la sombra del transeúnte y el hábitat de los animales, en algunos casos eran remplazados por otras especies, desapareciendo la formación natural, convirtiéndose en una desordenada línea de árboles y terminado definidamente con ese  túnel natural, la espectacular alfombra de flores, todo se vino abajo.

La brecha de serenidad entre el hombre y la naturaleza fue destruida por la mala acción del propio hombre, terminó la época de los pétalos en el suelo, de las alfombras paradisiacas, del equilibrado ecosistema, se terminaron las aguas curativas, nunca más, ya no se escucha el canto de las aves, en vez de esto se escucha el timbre estruendoso de los autos, el aroma de las flores fue remplazado por el hedor del humo de los autos, el hombre para incrementar su polución creo fábricas humeantes, y así poco a poco se fue destruyendo la naturaleza, la cual fue traicionada por el que alguna vez fue su amigo, fue destruida por el hombre quien fue segado por la economía y por las empresas.

El abuelo no supo cómo justificarse, todo lo que le había relatado a su nieto ya no existía y para Benjamín solo fue un cuento más del abuelo.

Pero, qué pasaría por la cabeza de un niño al escuchar esa historia tan maravillosa e imaginarla con cada detalle, el que él se haya plasmado en esa historia y terminar viendo que era un cuento más de los tantos que el abuelo sabia contar.

Benjamín con el rostro ensombrecido no se quedó de brazos cruzados y fue tanta su persistencia de cambiar ese panorama que vio junto con el abuelo que desde ese entonces decidió cambiar el ecosistema, su alrededor, pero para hacerlo tendría que cambiar a las personas y desde ese momento empezó a plasmar en una hoja como podría recuperar el antiguo Ica y volverlo como los relatos del abuelo.

Años más tarde el abuelo en sus últimos suspiros y tomando la mano de Benjamín le contó que este había dejado una carta y que solo podía leerla cuando él ya había dado su ultimo suspiro y cumpla su sueño el de cambiar aquel ecosistema en el que estaba.

Luego de unos minutos el abuelo falleció, todos fueron al velorio pero Benjamín se ausentó y decidió quedarse en casa y leer la carta.

La carta decía:

                                                                                              28 de Julio del 2016

Querido Benjamín:

Cuando estés leyendo esta misiva será porque no estaré físicamente contigo, pero siempre te llevaré en mi corazón y sé que tú lo harás también y eso será suficiente para mí.

Al yo ya haber sucumbido quiero que cuando tengas un hijo el día que llegue al mundo plantes un árbol en mi tumba y sé que en ti esta la actitud de poder cambiar el mundo pero primero debes de cambiar a las personas empezando por ti, suelta ese celular; aléjate de la tecnología y empieza a escuchar a la naturaleza a través de los pájaros cantantes; el viento soplando entre las hojas de los árboles nos piden a gritos restablecer esa amistad y enlace que había entre nosotros y la naturaleza.

Te he dejado parte de mis bienes, mi deseo sería que los convirtieses en una fundación de ayuda al medio ambiente, pero en ti recae esa decisión.

Siempre contigo.

                                                                                                               El abuelo.

Y con lágrimas en los ojos y con el corazón en la mano luego de haber terminado de leer la carta  él  fue otro, ya no era más aquel niño que se pasaba poniendo sus esperanzas y sus anhelos en tener el último celular o tener lo último de la tecnología, dejó de preocuparse por eso.

Paso el tiempo y  al convertirse en ya un hombre estaba esperando la llegada de un bebé y cumpliendo con la carta al nacer aquel pequeño retoño llamado Martín en honor al abuelo, Benjamín plantó un árbol en la tumba del abuelo y mientras Martín crecía el árbol crecía junto con él.

Pero Benjamín durante todo ese tiempo lo único que había hecho era plantar aquel árbol y había convertido las empresas del abuelo en fundaciones para el ambiente y por nombre les puso “En ti esta”.

Quería transmitir la idea de que el poder transformar el ecosistema el un mejor lugar tanto para las personas; animales; e incluso las plantas estaba en nosotros  en ti que estás leyendo esto, pero sobre todo en  la juventud de hoy que somos el futuro del planeta y con el tiempo así fue Benjamín y el pequeño Martin fueron cambiando a las personas y el Ica presenciado por los ojos de aquel pequeño niño dejo de ser  un cuento más del abuelo.

                                                                                                 Seudónimo: Abby